lunes, 11 de junio de 2012

EL JEHE’A EN LA EDUCACIÓN: SINÓNIMO DE MEDIOCRIDAD

(*) Por David A. Galeano Olivera

1. Introducción
     En 1994, con la aplicación de la Reforma Educativa en la educación paraguaya, se iniciaba un proceso rodeado de grandes y positivas expectativas. Por fin, el Paraguay sacudiéndose de la casi inacabable modorra o letargo, decidió adscribirse -mediante sus autoridades educativas- a un modelo educativo radicalmente opuesto a aquel que hasta ese entonces se aplicaba en el país. Como base de la nueva filosofía educativa a aplicar, se optó por el enfoque socio-reconstruccionista, cuya finalidad suprema apunta a transformar la educación en un proceso de socialización o culturalización de la persona, asumiendo la permanente necesidad de la reforma social y la responsabilidad común por el presente y el futuro, que aseguren el cambio social, el bienestar, el progreso y la justicia. En fín, la histórica decisión apuntaba hacia nobles y altruistas objetivos. Ja’ekuaa 1989 rire, kuimba’e ha kuña ñane retâygua, iñarandu añetetéva -opáyva pyhare pytû vai ipukuetévagui- oĝuahêhague peteî ñe’ême omba’apo haĝua peteî tekombo’e pyahúre, jahechápa ñamoranduporâve mitâ ha mitârusukuéra ha upeichahápe ñahenode’a ára pyahu ha iporâitevéva ñane retâme ĝuarâ.


     Es más -a partir de la presión y la acción de varias instituciones comprometidas con la promoción de la Lengua Guarani; y en particular, a la decidida y hasta agresiva campaña de difusión del Guarani iniciada por el ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI- la Constitución Nacional de 1992 incluyó al Guarani como lengua oficial junto al castellano; y del mismo modo, la Reforma Educativa en 1994, lo incorporó al nuevo sistema educativo, para que en igualdad de oportunidades con el Castellano, la educación avance hacia una sociedad bilingüe (Castellano-Guarani).

     Con esta histórica e inédita decisión de las autoridades educativas, también se rompe esa especie de maldición que por largos y sufridos años condenó a la Lengua Guarani a la clandestinidad y el oprobio. Debo recordar una vez más, que el Guarani, hablado en la actualidad por la mayoría de la población del Paraguay, detenta en su historia las mayores y más violentas persecuciones, como ninguna otra lengua sufrió en la historia de la humanidad. En los últimos cien años, sus hablantes padecieron todo tipo de atropellos verbales y físicos. Gente a quienes despectivamente se trató de “guarango”, “indio” o “juruky’a”. Otros, fueron castigados -por ejemplo- quedándose en la escuela después de la hora de salida; o bien, recibiendo bofetadas; o recorriendo el patio escolar repitiendo “no voy a hablar más Guarani”, o arrodillándose sobre sal gruesa o avati tupi ku’i; o siendo sometidos a la degradante experiencia de bajar de grado o curso por el solo hecho de hablar Guarani.

     Jahechakuaa aipórô mba’éichapa ñane ñe’ê Guarani oñakârapu’âjey, ñaimo’â ku omanótamahagui hesâijeýva ha oñembo’yjeýva, ojetyvyrovyro ha mbeguekatúpe oguatajeýva kuarahy resê gotyo, tekokatu rape rupive, ohekávo yvy mara’ŷ. En efecto, aquella decisión no solo reivindicaba al Guarani como Lengua o manifestación de la cultura paraguaya; sino que, en esencia implicaba el principio del respeto a los derechos humanos de los estudiantes paraguayos, en su mayoría Guarani-hablantes, que por fin recibirían clases, libros y exámenes en su lengua. Del diseño de educación bilingüe, de la elaboración de textos y de la ejecución del proyecto se encargaron -en su primera etapa- un destacado grupo de guaraniólogos, con largos años de lucha sobretodo en la clandestinidad del Guarani y; sobretodo, profundamente comprometidos con la Lengua y la Cultura Guarani.
   
     Sin embargo, al generarse algunos cambios políticos en la estructura del MEC, hacia 1999, también se incorporaron al Programa de Educación Bilingue otros “técnicos”, quienes amparados en el poder del MEC, cambiarían radicalmente la dirección del proyecto en lo que respecta a la Lengua Guarani. Fue así que, de ese tiempo se inicia una bizantina y mal intencionada discusión, por ejemplo, acerca de cuál Guarani enseñar: el académico o el “paraguayo”. Supuestamente el Guarani Académico era “extraordinariamente dificil” comparado con la “extraordinaria sencillez y facilidad” del Guarani Paraguayo o jehe’a (mal llamado jopara). Lo notable del caso, fue que la discusión sólo apuntó al Guarani. Nadie en el MEC, ni por asomo, atinó a preguntar cuál Castellano enseñar: el académico o el “paraguayo”. Esta actitud de los técnicos del MEC generó un gran descontento entre los docentes, que no fueron consultados sobre el particular. Sin embargo, el MEC -o estos supuestos “técnicos”, en nombre del MEC- iniciaron, de contramano, la implementación del Guarani jehe’a (mal llamado jopara) a través de la enseñanza bilingüe, desvirtuando así los valores filosóficos, culturales y lingüísticos del Guarani.

     Pasaron cinco años, y hoy el MEC -sin aviso previo y de forma autoritaria- mediante una publicación titulada “La Educación Bilingüe en la Reforma Educativa Paraguaya” nos presenta (en realidad, nos impone) una “propuesta curricular para la enseñanza bilingüe” actualizada, pese a aclarar (gua’u) que “presentar en este documento la síntesis de algunas cuestiones linguísticas... tanto en su normativa ortográfica como en su aspecto discursivo... no implica de ninguna manera que las futuras discusiones de carácter técnico sobre dichos planteamientos ya estén cerradas”. Claro, visto así, pareciera que no existe problema alguno; sin embargo, lo que el MEC no cuenta es que ya se “arregló” todo, pero entre ellos; ya que los nuevos libros en Guarani Paraguayo o jehe’a se imprimieron; y por otra parte, mediante la presión de supervisores y directores, y la realización de congresos zonales; los docentes ya empezaron a “convencerse”, aclarándoseles que quienes no estuvieren de acuerdo con el nuevo diseño de educación bilingüe (2004), arriesgarían algo más que sus opiniones. De esta manera el MEC se dispone a iniciar esta tenebrosa excursión titulada “hacia la muerte de la Lengua Guarani”. Probablemente Decoud Larrosa, Moliniers, Miguel Yegros, el Pa’i Ayala, Rudi Torga y otros estarán revolviéndose en sus tumbas ante este atentado que se avecina y que intenta echar por tierra largos años de trabajo sacrificado a favor de la reivindicación plena de nuestro avañe’ê.

2. Desarrollo
     2.1. Lo que yace en la estructura profunda de esta situación
     Cuando en 1994 el MEC iniciaba la Reforma Educativa y con ello la aplicación de la enseñanza bilingüe; ya el Estado Paraguayo contaba con una buena cantidad de Profesores de Guarani (Guarani ñe’ê mbo’ehára), formados en su gran mayoría por dos instituciones de carácter privado (el Idelguap y el ATENEO), y así fue hasta el año 2000; en que el MEC, forzado por los reclamos de diversos sectores, incorpora con carácter optativo la especialidad “Profesor de Lengua y Literatura Guarani - Castellano” en el cuarto curso de la carrera de Formación Docente. Por consiguiente, hasta el año 2000 casi el 95% de los docentes de Guarani fueron formados por las instituciones privadas antes citadas, sin que la formación de los mismos siquiera haya representado erogación financiera al Estado. Qué significa ésto?, que el Guarani nunca se constituyó en la preocupación del MEC, que desde entonces jugó a dos puntas. Así, un ala del MEC siempre supo que el Guarani -lejos de implicar el mero aprendizaje de una lengua- era la única herramienta política que ayudaría al país a salir de las fauces de la ignorancia, la pobreza y la misería. Hasta el sentido común indicaba entonces que en un país con gran mayoría Guarani-hablante, lo correcto sería -respetando los derechos humanos- enseñar en la lengua materna y propender al bilinguismo coordinado. Sin embargo, el otro sector, un grupúsculo procastellanista-contraguarani, anquilosado en el MEC, hizo lo imposible para evitar, primero, la incorporación del Guarani a la Reforma Educativa y; posteriormente, al no lograrlo, instalar a sus operadores en sitios claves para procurar el debilitamiento del Guarani en el sistema.

     Por todos los medios, y al amparo del poder del Estado, se inició una campaña que debía presentar al Guarani como “muy dificil” o “muy complicado” en la enseñanza. Y la jugada dio -en parte- el resultado esperado por dicho grupúsculo, pues -a más de la campaña contraguarani, la incorporación de quienes debilitarían al Guarani desde el MEC, la complicidad de la estructura ministerial, y el uso del autoritarismo- pronto, en 1999, el MEC con la excusa de que el Guarani “es muy dificil” -pese a no contar con pruebas fehacientes de ello- incorpora el supuesto Guarani Paraguayo o jehe’a (mal llamado jopara) en la estructura de la enseñanza bilingüe. Lo llamativo del caso, es que solo el Guarani (con apenas cuatro reglas ortográficas) era dificil; en cambio, el castellano (con casi cinco mil reglas ortográficas) era nomás lóo fácil, por consiguiente, no había necesidad de enseñar el Castellano Paraguayo (venína un póo // avisáleke taén a tu aguela // que hora pio tené hina vo); ya que todos los paraguayos aulámos masiado bien lóo el cateláño. De todas maneras, dificilmente encontraríamos un Profesor de Castellano que enseñara ese disparate llamado castellano paraguayo. En cambio, el Guarani Paraguayo si podríamos enseñar, total se trata del Guarani nomás lóo.

     De lo expuesto, se desprende que siempre hubo en el MEC una tendencia a desvirtuar y corromper al Guarani, a fin de hacerlo impresentable a los intereses sociales. De hecho que no existe el tan mentado Guarani paraguayo, como tampoco existe el castellano paraguayo. Mezclamos los dos idiomas (jehe’a mal llamado jopara), porque no los aprendimos bien (o mejor, porque no nos enseñaron bien). En el caso del Guarani la cuestión es patética, porque recién se incorporó a la educación en 1994. Además, debemos destacar que el Guarani es una lengua perfecta; entera, pese a las represiones que sufrió; con una extraordinaria cultura que se manifiesta a través de él. El Guarani no es esa cosa deforme, grotesca, perversa, insípida e irregular que hoy el MEC pretende “vendernos”.

     Por otra parte, debemos convenir que los jehe’a del Guarani y del castellano, no son otra cosa que la fiel demostración de nuestra pereza intelectual y de nuestro conformismo social. Y el MEC es el directo responsable de este fenómeno, porque no hizo y no hace bien las cosas. En el fondo, el intento -hoy- de aceptar el jehe’a en la educación no es otra cosa que la alegre aceptación de nuestra mediocridad lingüística e intelectual. El jehe’a (mal llamado jopara) es el estupido pretexto de nuestra impotencia y de nuestra inutilidad. Basta!, por favor, de culpar al Guarani de todos nuestros fracasos; y sobretodo, basta ya! de poner como excusa para la nueva propuesta de la enseñanza bilingüe a la tan mentada pragmática; en lugar de animarnos definitivamente a hacer bien las cosas en nuestro país, tan necesitado de ideas y acciones coherentes y no de esa clase de mamotreto vyrorei bautizado pomposamente como nueva propuesta para la enseñanza bilingüe (2004) que no es otra cosa que más de lo mismo.

     2.2. Qué pasó del dinero proveniente de los Bancos Internacionales?
     Antes que nada, debemos -primeramente- separar bien dos cuestiones, por una parte el valioso trabajo desarrollado por las entidades privadas promotoras de la Lengua Guarani, a nivel nacional, sin ayuda estatal; y por la otra, el desastrozo y millonario fracaso del MEC en la aplicación de la enseñanza bilingüe, puntualmente a partir de 1999, cuando concretamente se desvirtuó la enseñanza del Guarani, y en su lugar se incluyó el supuesto Guarani paraguayo o jehe’a.

     A las cuestiones ya expuestas, cabe agregar una más delicada que tiene que ver con el dinero, con muuucho dinero, de ese que se llama “dólar”, que en su momento los bancos internacionales destinaron -en el paquete de la reforma educativa- para la cobertura de la Enseñanza Bilingüe. Cinco años atrás, con la incorporación del mentado Guarani paraguayo o jehe’a (mal llamado jopara) se editaron una infinidad de libros, que escritos en más castellano que Guarani, no sirvieron para nada, ya que profesores y alumnos a partir de allí tuvieron que dedicarse a la corrección ortográfica de aquellos libros inútiles. Quién pagó los platos rotos?, nadie, pues la impunidad se enseñoreó, pese a que el MEC malversó todo el dinero. En aquel momento, la enseñanza bilingüe se convirtió en un interesante y muy rentable negociado. Como cuando entonces, hoy sigo insistiendo en que los autores y cómplices de la malversación en la “elaboración de textos”, deberían de ir a parar a Takumbu.

     Asimismo, debo enfatizar que no hubo esfuerzo visible que apuntara a la capacitación o actualización docente. Todo se redujo a la famosa y tristemente célebre “entrega técnica” y a alguna que otra jornada (pasado por agua) a principio de cada año, y a partir de esas farsas cada docente debía “campanearse”; es decir, afrontar la situación ikatuháicha. Cabe preguntar, qué pasó con todo el dinero destinado a la formación, capacitación o actualización de los docentes en materia de enseñanza bilingüe, y en particular, en materia de Lengua Guarani?. O es que no había rubros para esos efectos; porque si no había dinero para éso -lo cual es imposible- entonces quedaría demostrada la corrupción del proyecto. De qué servirían pues los libros sin docentes preparados que enseñarán como aprovecharlos?. A fuerza de ser sinceros, la enseñanza bilingüe se valió de los docentes formados por las instituciones privadas. El MEC nunca hizo nada en ese sentido, solamente parasitó sobre el trabajo ajeno.


     Por otra parte, la ineficiencia del MEC en materia de enseñanza bilingüe quedó demostrado cuando hasta 1999, apenas se habían incorporado 450 escuelas a la modalidad guarani-hablante, cuando que tendría que haber llegado a miles de escuelas a nivel nacional, por ser la lengua Guarani la lengua materna de la mayoría en el país. Qué pasó con las famosas campañas de sensibilización que supuestamente se harían a través de los medios de comunicación o de reuniones comunitarias?. Nada, prácticamente nunca se hicieron. La consecuencia no se hizo esperar, y a partir de 1999, fueron disminuyendo las escuelas que aplicaban la modalidad guarani-hablante, por falta de estímulos y asistencia financiera, técnica y humana. Hoy, creo que apenas sobran una docena de esas escuelas. A lo mencionado debemos agregar que -pese al fracaso de la propuesta de enseñanza bilingüe del MEC- los fondos internacionales, sí sirvieron para  la adquisición de lujosos vehículos, la apertura de confortables oficinas; los pagos a costosos asesores, técnicos y demás deudos. Ha upéi... opa pirapire ha amóntema.

     En síntesis, este proceso altamente costoso, financiado internacionalmente (a ser pagado con nuestros impuestos), pero alegremente dilapidado por el MEC fracasó por culpa del propio MEC. En cambio, quedó al descubierto el gran valor del tesonero y sacrificado trabajo llevado adelante por las instituciones privadas, ya que se generó -gracias a ellas- una nueva conciencia positiva y progresista hacia nuestra Lengua Guarani, se formó la mayor cantidad posible de docentes de Lengua Guarani, se multiplicaron las publicaciones, etc., sin contar para el efecto con el apoyo de los grandes bancos y sin tener que recurrir a actos de corrupción para obtener los logros mencionados. Se montó pues -a nivel oficial- una feroz y corrupta administración para -desde 1999- “atender” a la docena de escuelas de la modalidad Guarani-hablante, que hoy sobreviven. Esa es la realidad, realidad que es una vergüenza.

     2.3. No al purismo y sí a los préstamos, pero cuando sean absolutamente necesarios
     Que quede claro que no soy un purista de la lengua. Personalmente creo que debemos acudir a los préstamos cuando el Guarani no cuente con un vocablo, necesario para la comunicación. Solo en esa circustancia soy partidario del préstamo; y por ende, del jehe’a (la mezcla). Es por consecuencia de ello que soy el más enconado enemigo del jehe’a a discreción, que el MEC propone como Guarani, desde 1999. Concretamente, considero una aberración linguística la inclusión descabellada, indiscriminada y sobretodo innecesaria de vocablos castellanos en un discurso en Guarani, ya que ello conduce a la degradación y corrupción del Guarani. Para qué decir “ko’âva niko ñane kostúmvre”, si en Guarani puedo decir “ko’äva niko ñande jepokuaa”. Para qué decir “ñande ha’e persóna”, si bien podemos decir “ñande niko ava” térâ “ñande niko kuimba’e ha kuña”. Insisto, el jehe’a solo demuestra a propios y extraños la magnitud de nuestro cretinismo elevado a su máxima potencia, y desgraciadamente descubre hasta ante el menos inteligente, nuestra absoluta pereza mental y nuestro escaso apego al uso correcto de nuestras dos lenguas.

     En todo caso, a manera de motivación inicial, soy partidario del uso del jehe’a -en los casos absolutamente necesarios- en clases, pero como un medio para llegar al fín, que en cualquiera de los casos, propenderá al uso correcto del Guarani y del Castellano, y así poder lograr un máximo grado de bilinguismo coordinado. En definitiva, no estoy de acuerdo con que el jehe’a sea el medio y el fín de la enseñanza bilingüe paraguaya, eso sería una aberración, que iría a contramano de los intereses de la Lengua Guarani y ni que decir de la Lengua Castellana (la Real Academia de la Lengua Española jamás lo permitiría o sino demuéstrenme lo contrario). También debemos convenir que el jehe’a nunca será una lengua; por más que ese sea el deseo de algunos, pero lamento mucho desilusionarlos.

     Por consiguiente, la pragmática debe ser un medio y no el fín; es decir, la pragmática será importante como medio para orientar el uso correcto de la lengua, y no para degenerarla y corromperla en su esencia lingüística y, más que eso, en su esencia filosófica y cultural. La cuestión es sencilla, enseñemos correctamente el Guarani y el Castellano -sin mezclas- para disfrutar de las bellezas que encierran ambos idiomas. Por analogía, quien estudia o enseña medicina, aprende lo correcto de la medicina, no mezcla la ciencia medica con la ciencia agraria; o en las matemáticas, nadie puede mezclar la suma con la resta, o es suma o es resta. En otras palabras, si para una intervención quirúrgica es necesario el bisturí entonces para que sustituirlo por el cuchillo de carnicería.

     2.4. La propuesta de enseñanza bilingüe del MEC (2004)
     Pareciera que todo esto forma parte de una cuestión cíclica, ya que cada cinco años, el MEC hace su golpe; es por ello que, estimulado por un generoso préstamo internacional, varias veces millonario; el MEC nos presenta, con carácter obligatorio, una “propuesta” titulada “La Educación Bilingüe en la Reforma Educativa Paraguaya”, que sintetiza la última parte de una obra que directamente busca eliminar al Guarani del sistema educativo paraguayo, sustituyéndolo por un ñemboguarani paraguayo, más conocido como jehe’a, que ya no es Guarani.

     Lo peor del caso es que el MEC ya puso en marcha este nuevo proyecto, pues ya comenzó a gastar el préstamo internacional; pese a no haber capacitado a los docentes, o sensibilizado a los padres y los alumnos. Sin embargo, los libros -fuente de los más altos negociados y vaya a saber cuanto costaron- ya están. Es como que ya tenemos el puente pero solamente nos falta el río. Pero no importa, es el estilo del MEC.

     La propuesta de enseñanza bilingüe -al decir de sus autores- significa, simplemente, que desde el MEC nos consideramos con la capacidad y la valentía de plantearlo para el sector educativo. En realidad no hace falta mucha capacidad pero sí mucha valentía para proponer en lugar del Guarani, el uso indiscriminado del supuesto Guarani paraguayo o jehe’a. Más indiscriminado que en la propuesta de 1999. Podemos decir, que la propuesta de educación bilingüe del MEC (2004) incluye la enseñanza del castellano y; por otra parte, de un castellano con algunas palabras en Guarani (lo que para el MEC es Guarani). Así, “mayo” en adelante se escribirá y se dirá “májo”; por su parte, “marzo” será “márso”; “agosto” será “agóto”; y así... varios otros descomunales disparates.

     Otra perla de la nueva propuesta de enseñanza bilingüe consiste -por ejemplo- en cómo escribir la palabra castellana “exponente”. Según los sesudos autores de esta joya, dicha palabra se deberá escribir “eksponénte (eks-po-nén-te)”. Sin embargo, cualquiera sabe que el Guarani se caracteriza por la silabación directa (vocal sola o consonante más vocal), por lo que las sílabas del Guarani nunca terminan en consonante. En consecuencia, las sílabas terminadas en consonante constituyen una dificultad fonética para el Guarani-hablante. No podrá pronunciarlas o tendrá dificultades cuando lo haga, porque el aparato fonador del Guarani-hablante no adecuó los puntos y modos de articulación para estas consonantes compuestas del castellano. En todo caso, y solo a modo de análisis, lo máximo que un Guarani-hablante podrá decir es ey-po-né-nte, pero nunca eksponénte. Por esta misma razón, es incorrecta la nueva palabra “provléma”, ya que en el Guarani no existen las sílabas pra, pre, pri, pro, pru, pry, y tampoco existen las sílabas bla, ble, bli, blo, blu, bly. En el peor de los casos, en lugar de “provléma”, el paraguayo dirá “poléma (po-lé-ma)”. Aunque todos sabemos que el paraguayo en realidad dirá “aike peteî javoráipe”, o “tuicha ko apañuái”; o bien “ko pa’â ndaijapýrai”. Es una lástima que el Guarani tenga que ser manoseado y degradado de esa manera. Es una pena.


3. Conclusión
     Muchas veces escuché y leí -hasta hoy- que varios presidentes (Rodríguez, Wasmosy, González, Duarte y Luego) nos prometían -mediante su gestión de gobierno- una patria mejor a través de una educación de calidad. Sin embargo, todos nos desilusionaron, pues en lugar de mejorar en materia educativa, hemos empeorado y particularmente en un aspecto que es de nuestro interés: la enseñanza bilingue. En ese sentido, hoy puedo afirmar que la propuesta de enseñanza bilingüe (2004) presentada por el MEC es la cabeza visible de una criatura mal formada, a punto de ser mal parida. Es por ello que, a fin de evitar la comisión de un craso e irreparable error, el MEC debe rever su autoritaria pero endeble postura respecto a cómo encarar la enseñanza bilingüe.

     El MEC no tiene derecho a degradar y corromper gratuitamente al Guarani, de la manera que lo viene haciendo. En todo caso, a ley pareja nadie se queja. Que haga el mismo disparate con el castellano; así, se enseñará Guarani-paraguayo y Castellano-paraguayo, para que -a corto tiempo- nos constituyamos en el hazmerreir de todos. Me ratifico en que el supuesto Guarani-paraguayo o jehe’a (mal llamado jopara) no es otra cosa que la fiel demostración de nuestra pereza lingüística e intelectual. El jehe’a es nuestra excusa para continuar sumidos en la ignorancia, la pobreza y la miseria. El jehe’a es el sinónimo del vaivai y de la ley del menor esfuerzo. El jehe’a no es ni Guarani ni castellano. El jehe’a es el sinónimo de nuestra mediocridad. En el Paraguay que debemos cambiar todo es jehe’a, como la leche que nunca es pura (mitad leche, mitad agua). Pese a ello, el MEC optó por el jehe’a, demostrando con ello la ausencia de una verdadera intención de mejorar socialmente. En síntesis, el jehe’a es más de lo mismo, y digo esto porque -más allá de los buenos propósitos de la Reforma Educativa- nuestra educación no ha mejorado. Sin embargo, todavía estamos a tiempo y si nuestra intención es mejorar, deberíamos empezar por reordenar la enseñanza bilingüe, sustituyendo a ese efecto la enseñanza del jehe’a por la correcta enseñanza del Guarani, solamente así -gradual y progresivamente- podremos acostumbrarnos a lo que éticamente es correcto, académico y científico; eso, si queremos mejorar nuestra educación y por ende nuestro país, haciendo de él un país en serio. No existe otro camino, y recordemos que el Guarani puede ayudarnos grandemente a lograr ese ideal elevado.

     Por otra parte, es urgente que el MEC rinda pormenorizada cuenta de la malversación de los fondos destinados a la implementación de la enseñanza bilingüe. Quién se responsabilizará de los miles y miles de libros escritos en el supuesto Guarani paraguayo o jehe’a, que no sirvieron para nada y que tanto tiempo hicieron perder a docentes y estudiantes?. Insisto una vez más que los responsables de la aplicación de aquel proyecto de enseñanza bilingüe (1999) son también responsables de la comisión del delito de lesa patria; porque no solo corrompieron la Lengua Guarani, o malgastaron el dinero del Estado; sino que cooperaron en la degeneración de la educación, y -por consiguiente- son también responsables del grave aumento de los niveles de ignoracia en el país.

     Espero que mis colegas docentes sepan elegir entre enseñar correctamente el Guarani en el contexto de la enseñanza bilingüe; o caer en la desgracia del Guarani-paraguayo o jehe’a. Les recuerdo, que más que nunca el avañe’ê nos exige posturas claras, coherentes y éticas. La elección es sencilla: el vyrorei o una apuesta al Guarani tanto tiempo perseguido, reprimido y oprimido.

            Ñamba’apóke oñondivepa Guarani ñe’ê ikatuhaĝuáicha ko’ê ko’êre ojekuaaporâve, ojepuruporâve, ojehayhuve ha taitenondeve ñane retâme.
ooo000ooo

          (*)    Doctor en Lengua y Cultura Guarani. Director General del ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI. Docente universitario. Escritor bilingüe. Traductor público (Guarani-Castellano). E-mail: mhtml:{47E125DA-4878-43D6-B428-CC5F87D10004}mid://00000045/!x-usc:mailto:davidgaleanoolivera@gmail.com

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