La comunidad indígena de Pindo’i Culantrillo, del distrito de Repatriación, Dpto. de Caaguazú, continúa esperando la ayuda del Gobierno para que los hijos puedan asistir a clases dignamente. El único local utilizado como escuela está a punto de derrumbarse y no cuenta ni siquiera con sillas.
REPATRIACION (Marti Bogado Villalba, corresponsal). Unos 90 niños de la comunidad indígena de la parcialidad mbya hasta el momento no tienen otra opción que asistir a clases en puntos diferentes: en casas particulares, bajo los árboles o en lo que fue una farmacia comunitaria, que está a punto de derrumbarse.
Hace dos semanas, un grupo de padres de familia se reunió con los docentes, la directora del área responsable y la cacique Leonarda Acosta para tratar la problemática.
Según indicaron, en la comunidad se cuenta con cuatro docentes, de los cuales tres tienen rubro y uno que ejerce gratuitamente. Los profesores se reparten en los tres puntos del asentamiento. Cada uno enseña desde el primero hasta el sexto grado, con las desventajas que implica el sistema de plurigrado para un aprendizaje eficaz para los niños.
Los profesores Francisco Javier Lezcano (sin rubro), Laureano Fernández (indígena de la comunidad), Rosendo Gómez y Concepción Aquino con rubros, son los encargados de enseñar las primeras letras a los niños. Los pequeños concurren a clases descalzos, apenas con los útiles necesarios para escribir, sin sillas y pupitres.
Aún no comenzaron las clases y los padres todavía no definieron si van a unificar en un punto medio del asentamiento el lugar para poder iniciar el presente período escolar.
Según el profesor Laureano Fernández, la comunidad nunca contó con un local escolar ya que las autoridades jamás se preocuparon en atender el aspecto educacional de los niños.
Afirmó que en su época de estudiante ya participaba en las clases en el local de lo que fue una farmacia social. Hoy en día, el techo de este local tiene múltiples agujeros, las paredes de madera están carcomidas y los cimientos desgastados.
Los padres piden la ayuda del Gobierno para que sus hijos puedan contar con un techo que albergue a todos en medio del asentamiento. Anhelan que sus niños tengan sillas, útiles escolares y el complemento nutricional durante todo el año.
Sostienen que ya es tiempo de que las autoridades doten a la comunidad de una infraestructura edilicia adecuada a la dignidad humana de sus niños.
Después de las publicaciones anteriores realizadas por nuestro diario sobre la precariedad en que se desenvuelven, solo los menonitas se acercaron para brindarles ayuda, comentaron.
La cacique señaló que las autoridades hasta ahora hacen oídos sordos a sus pedidos.
Los nativos recurren a la changa con los colonos paraguayos y menonitas de la zona para subsistir. Piden que el Gobierno les brinde ayuda técnica y la capacitación necesaria para poder convertirse en una comunidad desarrollada, sostuvo el maestro indígena Laureano Fernández.
Esperanzas en Lugo
Desde hace décadas que la comunidad de Pindo’i no es beneficiada con ningún tipo de proyectos, pero sobrevive a pesar del olvido de los gobiernos de turno. Hoy, los pobladores esperan que el gobierno de Fernando Lugo les brinde atención, en cumplimiento de sus promesas electorales, para poder tener la oportunidad de acceder a los avances tecnológicos de la época.
Si quiere conocer la verdad sobre este gran farsante llamado fernando lugo, visite:
ResponderEliminarhttp://luisaguerowagner.zoomblog.com