El guarani continuamente renaciendo, empapado en la sangre de nuestra gente.
El kunumi
No se puede controlar las tormentas, los tornados, no se puede controlar la naturaleza, y eso lo debería haber sabido el “Gran Sarmiento”, cuando mandó a aquellos maestros para terminar con la lengua guarani, o como cuando generó crueldad a través del término guarango. Hoy… nosotros somos prueba viviente de que eso nunca sucederá. No se puede terminar con la palabra, con la voz, con el sonido de la naturaleza. Después de muchos años de discriminación y marginación, nuestra gente (guarani – parlante) sigue haciendo culto a la oralidad de la lengua, y gracias a Instituciones como el Ateneo de Lengua y Cultura Guarani miles de profesores a diario protegen, preservan y elevan nuestras raíces y cultura guaraníticas formando e intelectualizando miles de personas que se preparan en la lecto-escritura y/o alfabetización guarani.
Hoy son otros tiempos, conviviendo a diario con una tecnología arrasadora, con la gran globalización, pero aún continúan indiscriminados abusos hacia los más humildes y en su mayoría analfabetos, la destrucción de la naturaleza, la tala indiscriminada de montes, contaminación de riquezas naturales provocan que nuestra gente que todavía se comunican en la lengua madre deban buscar otros lugares donde vivir, y en donde muchas veces ya no alcanza sólo la oralidad, estamos en estos tiempos en que parece ser... que sólo lo escrito tiene mayor valor.
Dentro del extenso patrimonio cultural que posee la Provincia de Corrientes, quizás el más grande sea el de la lengua guarani, por ser parte intima de la tierra y de la propia gente que lo habita. La extensa toponimia que posee, su fauna, su flora y sus tradiciones resurgen de esta maravillosa lengua que aún hoy es lengua viva y activa en los senos familiares tanto del campesino como así también de las grandes ciudades de nuestra región. Este gran tesoro lingüístico que posee la provincia y la basta extensión del litoral argentino, comprendido por varias provincias, (Formosa, Misiones, Entre Ríos, Corrientes, Norte de Santa Fe y podemos decir que una gran parte de Buenos Aires ya es bilingüe) el guarani es utilizado como medio de comunicación cotidiano transmitiendo la cultura y las tradiciones de nuestro pueblo. Artistas, profesionales en distintas materias, docentes y muchos más encuentran en ella una herramienta única para la transmisión de conocimientos y educación. Proteger nuestras raíces, nuestra cultura, nuestra naturaleza es protegernos a nosotros mismos de perder nuestra identidad. Para muchos de nosotros el guarani es el latido, el sudor y la sangre de niños, jóvenes y ancianos que hoy luchan por no morir condenados a la marginalidad, personas que tienen derecho de dejar de ser tildados de brutos y de ser discriminados porque encuentran mayor confianza en lo que expresan en guarani. Por eso cuando alguien se acerca al guarani se acerca a la vida, cuando alguien realza la lengua guarani, realza la naturaleza de nuestra gente, cuando alguien se siente orgulloso del guarani también, se esta sintiendo orgulloso de nuestra gente. Pero también hay personas que gritan a cuatro vientos que el guarani esta en peligro de desaparecer, lo dicen y lo expresan con tanta vehemencia que parece que así lo desearan, ¿porque hay personas que ya prácticamente sentenciaron a muerte el guarani y al mismo tiempo lo reivindican?, ellos suelen dar un panorama trágico acerca de la vigencia y duración de vida del guarani, algunos lo hacen desde lejos, otros vienen por cortos periodos, y elevan informes llenos de números y conclusiones y vuelven a sentenciar la durabilidad del guarani. ¿Y por qué a nosotros no se nos cruza por la cabeza pensar en la muerte del guarani?, es verdad muchas veces nos preocupamos por el guarani, pero si decimos a otros que esta en peligro de muerte se nos ríe en la cara, esa imagen, esa idea, esa posibilidad no existe en nuestras mentes, en nuestras cabezas
¿Y porqué pasa eso?
Eso pasa porque respiro, vivo, siento, piso, sufro, disfruto, sueño, descanso, me sustento, procreo, convivo, resuelvo, produzco, tengo sentimientos espirituales y carnales en guarani.
Porque acaricio a mi mujer y a mis hijos en guarani
Porque cuando silbo una polka o un chamame lo hago en guarani
Porque me río más con los chistes en guarani
Porque los consejos y enojos de mi padre fueron en guarani y yo lo aprendí así
Porque mi madre me acunaba en guarani y mi mujer acuna nuestros hijos en guarani
Porque a mis alumnos les gusta cantar y hablar el guarani
Porque todo lo que me rodea es guarani
Porque viejos, viejas, mujeres, hombres, muchachos, chicas, niños, niñas, piensan y hablan en guarani
Porque sobre la mesa al mediodía o a la noche hay comida guarani
Porque la tierra que piso hasta el tuétano es guarani
Y entonces decimos que para que el guarani muera… primero: Tiene que morir el último kururu, el último apere’a, el último kapi’yvára, el último karaja, el último jakare , el último aguara, el último mainumby, el último hoko, el último tujuju, el último pykasu, el último yvaporu, el último ava, el último yvyty, el último yvyra, el último yvoty, y mucho, y mucho más, y recién ahí quizás podría morir el guarani, pero yo creo que sería como en las quemas del campo, una vez que se quemó todo, vamos a recorrer y ahí esta entre todo el paisaje tiznado de negro por la quemazón un brote verde apuntando al sol, y así vemos nosotros al guarani, inmortal, continuamente renaciendo, empapado en la sangre de nuestra gente, desde el mas culto hasta el mas mboriahu, porque es poderoso, porque se hace inmortal en cada lágrima y en cada sonrisa de la justicia e injusticia de la vida, porque el guarani no se mide con números y frías conclusiones, el guarani se mide con el corazón y el pensamiento, entonces cada vez que aparece un impertinente gritando que el guarani esta con riesgo de muerte, nos reímos y rematamos con un buen chiste en guarani, festejando al ñe’e rei – que quizás se sabe de memoria el argumento de lo que hay que decir para quien sabe que estrategia. Por lo tanto creo que primero moriré yo, mis hijos, los hijos de mis hijos, y quizás sobre la última tumba renazca un brote verde apuntando al sol queriendo ser de nuevo la planta que fue, y con su nombre guarani.
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