Por David Galeano Olivera
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Según los datos del último censo practicado en el Paraguay, alrededor del 87% de la población habla y entiende Guarani, lo que significa que -si somos 7.000.000 de habitantes- casi 6.000.000 somos Guarani-parlantes. A este dato debemos sumar, que el Guarani es hablado en una gran parte de Bolivia, sobre todo Santa Cruz, Tarija, Pando y Beni. A no olvidar que el Guarani también es idioma oficial de Bolivia. Asimismo, se habla Guarani en la Argentina, en las Provincias de Corrientes (donde también es idioma oficial); Formosa, Chaco, Misiones, Parana y en Buenos Aires; y en menor porcentaje en Jujuy y Salta. Del mismo modo, se habla Guarani por ejemplo en Campo Grande y Parana (Brasil), y en la República Oriental del Uruguay, cuya Cámara de Representantes incluso solicitó la declaración del Guarani como idioma oficial del Mercosur. En consecuencia, el más elemental cálculo nos dirá, sin temor a equívocos, que en Paraguay, Bolivia, Argentina, Brasil y Uruguay existen aproximadamente 9 millones de hablantes del Guarani. La Cumbre de Presidente del Mercosur, realizada en enero de 2007, reconoció al Guarani como idioma del Mercosur. El siguiente paso será, a corto tiempo, otorgarle el rango de “idioma OFICIAL del Mercosur” junto al castellano y al portugués.
Ante este auspicioso escenario ¿por qué es que unos cuantos pájaros de “mal agüero” se preocupan tanto de mostrar al Guarani como un idioma “en terapia intensiva” o “en estado calamitoso” o “en decadencia” o “en crísis” o “a algunos metros de la muerte”?. La preocupación tendría cierto sentido si los Guarani-hablantes no alcanzarán, en número, las cien mil personas; o si -por otro lado- nada se hiciera a favor de su promoción y difusión. Cualquiera sabe que actualmente, en el afán de reivindicar plenamente al Guarani y de darle un amplio y constante protagonismo -tanto a nivel nacional como internacional- se concretaron una serie numerosa de emprendimientos que incluyen su presencia en internet, la realización de eventos (seminarios, congresos, foros, etc), su proyección en la educación (en la educación escolar básica, media, formación docente, universitaria, etc), contínuas publicaciones (libros, diccionarios, textos, etc), y la formación de recursos humanos (docentes, investigadores, traductores, literatos, etc), que, de manera global, apuntan a su rejuvenecimiento, fortalecimiento y posesionamiento en la modernidad.
Yo insisto que -por primera vez en la historia del Paraguay y pese a las varias cuestiones que deben ser mejoradas en el modelo aplicado- los niños Guarani-hablantes que constituyen la mayoría, hoy asisten a clases en Guarani a cargo de docentes preparados para ello y logran acceder -por fin- a una educación democrática por que están en igualdad de condiciones con los niños hispano-hablantes, ya que la educación es bilingüe y ya no es únicamente en castellano. Por otra parte, ellos acceden a una educación crítica, ya que entienden, comprenden, aprenden la clase; y por último, acceden a una educación liberadora porque los conocimientos bien interpretados, los hace competentes en diversos conocimientos y los libera -gradual y progresivamente- del yugo de la ignorancia, de la pobreza y de la miseria.
No obstante, los pocos pájaros de “mal agüero” insisten en que “el Guarani que se enseña es difícil” o que “el Guarani de la escuela no se parece al Guarani de la calle”. En síntesis, hay “crisis”, hay un feroz “problema”; sin embargo, debemos convenir que el problema -más allá de los niños- lo constituyen unos cuantos padres que nunca antes estudiaron Guarani y en la actualidad sienten una gran impotencia al no poder “ayudar” a sus hijos en la elaboración de sus tareas, generándose por consiguiente, una especie de delirio colectivo en contra del Guarani. Pero, ¿qué culpa tiene el Guarani de que estos padres no conozcan, no hablen o no hayan estudiado Guarani?. Ojo, que quede claro, como decía antes, tampoco son “todos” los padres, sino solamente unos cuantos (munidos de una -aún- alta dosis de desprecio al avañe’ê y que pertenecen a una clases social más privilegiada), y que por esas cosas de la vida casualmente son “los que pueden” protestar, por que sus posibilidades económicas les permite acceder a las radioemisoras, los diarios o internet. Los numerosos padres que están a favor de la enseñanza del Guarani pertenecen a un segmento social más modesto pero a su vez mayoritario y que lastimosamente no cuentan con los medios para difundir su acuerdo con la enseñanza del Guarani. Obviamente, este estadio, corresponde a una transición, dolorosa por cierto, pero que todos -en homenaje al Guarani- estamos obligados a afrontar y a atravesar de alguna manera.
Lo peor del caso, es que esta transición ni siquiera fue pensada y mucho menos planificada por el Ministerio de Educación. Como es tradicional, “al estilo paraguayo”, el Guarani junto a los niños y jóvenes está sobrellevando esta circunstancia, nada agradable, “como puede”. Que diferente sería si el proceso hubiera sido planificado, ejecutado y evaluado por gente capaz, con materiales didácticos apropiados y con docentes actualizados permanentemente. Pero no, no fue ni es así; pues, la gente capaz quedó afuera, los libros fueron elaborados por seudo-especialistas que no conocen Guarani pero que aprovecharon la ocasión para llenarse los bolsillos a partir de los fondos proveídos por los grandes bancos internacionales; y los docentes ni siquiera fueron formados por el MEC sino por instituciones privadas como el ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI. Si miento, me gustaría que me demuestren -entre 1994 y 2000- ¿dónde funcionaron los Cursos de Guarani organizados por el MEC para formar masivamente a los recursos humanos responsables de la Educación Bilingüe?. A fuerza de ser sinceros, esta Reforma Educativa en materia de Educación Bilingüe no se habría iniciado de no ser por la acción productiva de instituciones como el ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI, que en un proceso sistemático y patriota, sin contar con la ayuda del propio Estado, formó a los docentes que hoy implementan la enseñanza del Guarani, a nivel nacional. Es triste pero es cierto, desde el inicio de la Reforma y hasta el año 2000, el Estado Paraguayo a través del MEC -que supuestamente apostaba vehementemente a la promoción del Guarani- no contó con un solo miserable instituto de formación docente especializado en Guarani o en la Educación Bilingüe.
Que quede claro el Guarani no fracasó, pues siempre estuvo vigente, es decir, vivo pero en la calle, AFUERA DE LA ESCUELA, en la mente y en el corazón de cada ciudadano. Lo que sí fracasó es el Programa de Educación Bilingüe implementado por el MEC y que lastimosamente para el Guarani antes que ir en su beneficio más bien fue directamente en sentido contrario, es decir, en perjuicio del Guarani. Ya que los mentados textos elaborados por el MEC lejos de promover la enseñanza del Guarani solo se dedicaron a difundir el famoso jehe’a mal llamado jopara. Un adefesio producto-mezcla del Castellano con el Guarani. Es más, en los libros editados por el MEC como libros en Guarani, hay más jopara que Guarani. En realidad el modelo de Educación Bilingüe promovido por el MEC en lugar de decir Guarani-Castellano, debe denominarse Jopara-Castellano. Demás está decir, que el Guarani jamás se mereció tamaña agresión, degradación y discriminación.
Sin embargo, pese a estos pesares, el Guarani sigue vivo, cada día gana un adepto más y entierra a uno de sus tantos furtivos francotiradores, que tanto daño le hicieron tiempo atrás al herirlo casi de muerte, en más de una oportunidad. Para bien, los tiempos han cambiado, hoy el Guarani goza de buena salud y posee muchos defensores, promotores y difusores. Contrariamente a los que promueven la crisis del Guarani, en el ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI estamos seguros que en la balanza del Guarani, hay un notorio mayor peso en el “haber”, y como con cualquier otra lengua, del otro lado, en el “deber o crisis”, también hay un cierto peso pero no tan alarmante ni significativo. El Guarani del 2011 está mucho, muchísimo mejor, que el Guarani de 1970. Somos concientes que aun resta mucho por hacer, pero así y todo, manifestamos categóricamente que mientras nuestras fuerzas nos lo permitan seguiremos trabajando ordenadamente por la promoción y difusión de la Lengua y Cultura Guarani; por eso les digo, ¡Déjense de joder!, el Guarani no va a morir.
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