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Después de siete años de trabajo, los investigadores guaraníes Elio Ortiz y Elías Caurey concluyeron la construcción del primer “Diccionario Etimológico y Etnográfico de la lengua guaraní hablada en Bolivia Guaraní-Español”, que presenta más de 2.000 palabras guaraní con sus diversos significados y alcances; pero además refleja el pensamiento, la identidad y la vivencia de este pueblo indígena a través de versos y frases que pasaron por generaciones.
El libro será presentado el 30 de noviembre, a las 19.00, en el Auditorio del Museo Nacional de Etnografía y Folklore. Y contará con los comentarios de los investigadores Xavier Albó y Silvia Rivera.
El comunicador y antropólogo, Elio Ortiz señala al Periódico Digital del PIEB que la necesidad del pueblo guaraní de contar con un diccionario actualizado en su lengua materna era grande, ya que el año 1990, después de la “Marcha por el territorio y la dignidad”, protagonizada por los pueblos indígenas de las tierras bajas, despertó el interés por revalorizar su cultura y su identidad.
“La gente que no hablaba su lengua comienza a practicarla, los profesores que en las escuelas nos enseñaron en castellano, empezaron a enseñar en guaraní, hubo una conciencia global del pueblo guaraní. De esa manera se crea la Educación Intercultural Bilingüe”, recuerda. Ese proyecto piloto fue la base para la futura Ley de Reforma Educativa y la proliferación de textos escolares en guaraní.
Desde Antonio Ruiz de Montoya (1639), Pablo Restivo (quién actualiza en 1724 el trabajo de Montoya), pasando por Pedro León de Santiago (1791) y luego por el sacerdote Doroteo Giannecchini (1916), concluyendo con los evangélicos de principios de siglo XX y algunos avances de José Domingo Veliz, Julio Romero y Bret Gustafson, se resumen las diferentes influencias.
La lengua guaraní había contado, antes de Ortiz y Caurey, con dos diccionarios y varias corrientes en la aplicación de la lengua guaraní. Pero la grafía –compuesta por signos o conjuntos de signos con que se representan por escrito un sonido o la palabra hablada- empleada por el Instituto Lingüístico de Verano en su texto “Ñane ñee-riru”, que contribuyeron en las décadas de los 70 y 80 con himnarios y el Nuevo Testamento de la Biblia en guaraní, fueron recuperados en el trabajo de los investigadores; además, se retomaron las pautas de normalización que la nación guaraní realizó en 1987.
Elías Caurey, sociólogo y antropólogo, afirma que el ser guaraní y haber crecido en ésta cultura fue una ventaja a la hora de elaborar el diccionario, que busca entre otros aspectos, contribuir a la construcción más académica del conocimiento guaraní.
“Por ahora tenemos esas 2.100 palabras en guaraní e inventariadas más de 4.000, lo que significa que hicimos casi la mitad. Esta es una primera edición (500 páginas) para la segunda habrá más”, explica. El diccionario ofrece además un glosario en español de 4.000 palabras, para que consulten los que no saben el idioma.
Los investigadores se propusieron elaborar un diccionario fraseológico para que se explique los valores semánticos de cada palabra. El significado etimológico también está inmerso en las palabras porque refleja el origen y la esencia del pensamiento guaraní.
Metodología
La técnica empleada por los jesuitas en el diccionario guaraní más antiguo, escrita pensando en que los otros sacerdotes debían aprender la lengua, es la aplicada por Ortiz y Caurey, quienes le dan el toque moderno y socio-antropológico a su trabajo.
Los investigadores acudieron a los Ñee Iya Reta y Arakuaa Iya Reta (sabios, dueños y poseedores de la palabra y la sabiduría) de las comunidades, y elaborando otro tipo de estudios relacionados a la toponimia guaraní (origen de los lugares) o sobre la justicia comunitaria, se levantó información para el diccionario, recuperando así no sólo el significado simple de las palabras, sino lo que expresa el sentir y hacer guaraní.
“Una de las primeras categoría es que está dicho como habla la gente, como lo habla el abuelo, como lo dicen los niños porque reflejamos ideas terminadas, utilizando la misma palabra se dice otra frase”, dice Ortiz.
En aquellas palabras en las que no se encontró su etimológica, explica Caurey, se aplicó el movimiento semántico: adelante, atrás, arriba, abajo, etc. También se refleja el sentido figurado de las palabras, además del comparativo, las mitologías, creencias y la parte farmacéutica; es por eso que, algunas palabras alcanzan tres páginas en su desarrollo.
Como ejemplo del uso de las palabras y sus diversos significados, se cita la palabra “Aña” que significa: Espíritu, demonio. Etim. A (Ä) + ña = Espíritu, sombra + vagar, andar: espíritu vagante. Etnog. Ñamano yave, yaja añarä Al morir, nos convertimos en espíritus; omano vae reta iä ndaye opa omboapi iguataague, aña rami se cuenta que, después de la muerte, las personas recorren los lugares que han trajinado en vida, en forma de espíritus; che ru paravete añarama oiko mi padre ya se ha convertido en espíritu (ha muerto); oime jeta aña reta yaikoa rupi, jae retako: existen muchas clases de Aña, ellos son: Aña Guasu, Aña angúa, Aña ikupe yambui vae, Aña ririi Aña Grande (espíritu de mayor categoría), Aña cuyo aspecto se asemeja al de un mortero, Aña que en su espalda porta una especie de olla, Aña ririi (que al caminar emite sonidos vibrantes); Tüpa iñeere imiari vae retare, ombojanga aña guasu sataná ndive los que profesan el cristianismo asocian el aña guasu con satanás.
El trabajo fue financiado por los Frailes Menores de la provincia de Toscana-Italia y el sacerdote Iván Nassini, de la misma nacionalidad, que también contribuyó como asesor y corrección de estilo de la obra. De manera orgánica apoyó el trabajo, la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG), mediante el Consejo Educativo del Pueblo Originario Guaraní (CEPOG).
Contactos: ecaurey@cepos.bo
ortizgarciaelio@gmail.com
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