miércoles, 16 de marzo de 2011

LA PREEXISTENCIA DEL PUEBLO AVA GUARANI - JUJUY

LA PREEXISTENCIA DEL PUEBLO AVA GUARANI COMO PRESUPUESTO A RECUPERAR SU TERRITORIO.-


Por HECTOR RAMON ESPECHE, abogado, integrante del Instituto de derecho Indígena del Colegio de Abogados de Jujuy.-
Históricamente, desde el punto de vista de la denominada “historia oficial”, la República Argentina a sido definida políticamente y caracterizada sociológica y antropológicamente como una nación “sin indios”. Esta construcción de lo “argentino”, diferente de lo indio y de lo europeo (aunque mucho más orientado hacia lo europeo), esa idea de una “única identidad” fue propiedad de la denominada Generación del 80. Influenciada por el iluminismo europeo, esta clase dirigente tendía, en primer término, a asimilar al indígena a la sociedad dominante mediante la escuela pública, la religión y el combate de sus costumbres, para, en un segundo término, invisibilizarlo ya sea mediante la aniquilación física (como lo fueran la Conquista del Desierto o las avanzadas militares hacia el Gran Chaco) o la simple negación de su existencia. Así fueron muchos los eufemismos que se utilizaron para no mencionar a los indígenas durante largo tiempo. Desierto era la palabra que encubría al territorio indígena; el Gran Chaco fue llamado Desierto Verde, un desierto no habitado por blancos pero poblado por gran cantidad de pueblos originarios y grupos étnicos. Estas tierras “salvajes” y su frontera paraguayo-boliviana fueron integradas al territorio argentino tardíamente, en la primera década del siglo XX, mediante sangrientas incursiones del ejército nacional.-
El ava guaraní (mal llamado chiriguano o chaguanco) es un pueblo indígena preexistente al Estado Argentino, reconocido como tal en el Art. 75 inc. 17 de la Constitución Nacional y en el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas. y están sus representantes en el Consejo Coordinador del INAI y en el Consejo de Participación Indígena. Figuran en el Censo Nacional del año 1968.-

Su derecho a la propiedad comunitaria surge del mencionado texto que dice: “RECONOCER LA PREEXISTENCIA ÉTNICA Y CULTURAL DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS ARGENTINOS.....LA PERSONERÍA JURÍDICA DE SUS COMUNIDADES Y EL DERECHO A LA PROPIEDAD Y LA POSESION COMUNITARIA DE LAS TIERRAS QUE TRADICIONALMENTE OCUPAN Y REGULAR LA ENTREGA DE OTRAS APTAS Y SUFICIENTES PARA EL DESARROLLO HUMANO; NINGUNA DE ELLAS SERÁ ENAJENABLE, TRANSMISIBLE NI SUSCEPTIBLE DE GRAVAMENES O EMBARGOS......”.

El texto constitucional no solamente resguarda y garantiza el derecho a la propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan los pueblos indígenas, sino que también dispone “la entrega de otras tierras aptas y suficientes para el desarrollo humano”. Este mandato constitucional se complementa con el art. 14 del convenio 169 de la OIT, Ley 24.071, La Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas: que dispone “deberán tomarse medidas para salvaguardar el derecho de los pueblos interesados a utilizar tierras que no estén exclusivamente ocupadas por ellos, pero a las hayan tenido tradicionalmente acceso para sus actividades tradicionales y de subsistencia..”, y va consolidado por esos Tratados y Convenciones Internacionales con Jerarquía constitucional, y los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y los concordantes de nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación.-
En época de la conquista toda la región hoy llamada Ramal salto-jujeño, era conocida como Chaco de los indios gualambas. El Chaco gualamba comprendía el territorio ubicado entre el Pongo (Perico) y la desembocadura del río Bermejo. Posteriormente se la llamó Valle del Zenta y Calilegua, (por el nombre de dos caciques gualambas), luego "Pampas de Ledesma", como así también "Río Negro", San Lorenzo y por último Ramal, como se lo conoce actualmente, por su extensa red de ferrocarril que llega hasta la frontera con Bolivia. Las noticias históricas de los pueblos que ocuparon el valle del Río San Francisco a la llegada de los españoles, provienen de las experiencias de sacerdotes de distintas órdenes que entraron al Chaco para evangelizar a los pueblos que allí se encontraban y de las partidas militares que salían con fines de conquista o con fines punitivos.-
ASI Entre los pueblos que según los documentos coloniales se encontraban en el valle del San Francisco cabe mencionar a los Mataguayos Coronados, los Chiriguanas, los Tobas y los Xolotes. Los dos primeros grupos hablaban la lengua guaraní, si bien los Mataguayos además hablaban una lengua materna propia. Chiríguanas es el nombre que los incas daban a los Ava Guaraní, el pueblo originalmente portador de la lengua Guaraní, y del que hoy se reconoce heredero el actual Pueblo Guaraní de la provincia de Jujuy. Los Xolotes tenían una posición marginal, posiblemente se trató de un pueblo desplazado por la expansión de los primeros., y los últimos Xolotes libres se entregaron a los españoles en el siglo XVIII, siendo enviados a la ciudad de Santa Fe como encomendados. Estos se entregaron al dominio español para evitar el asedio de los Ava Guaraní, constituyendo una clara prueba indirecta de la presencia de los Ava en la región.
Los Tobas tenían su asiento principal mas hacia el E, en las actuales provincias de Salta, Chaco y Santa Fe, pero algunas de sus parcialidades fueron asentadas en el valle del río San Francisco en una misión fundada por sacerdotes Jesuitas.
En el año 1596. En la cesión del 25 de noviembre del Cabildo de Jujuy queda constancia del temor de los colonizadores de sufrir un ataque de los "chiriguanos" que supuestamente planeaban destruir la ciudad.-
En 1628, el misionero jesuita Gaspar Osario, da noticia de que en Santiago de Guadalcazar, ciudad ubicada a orillas del río Bermejo en proximidades de la actual Orán, los mataguayos y otros pueblos relacionados con ellos aceptaban de buen grado el adoctrinamiento cristiano porque esperaban que una alianza con los españoles les sirviera para defenderse de los "chiriguanaes". (Pedro Lozano, op.cit.) .
1631/32 Santiago de Guadalcázar es despoblado luego de permanecer sitiada por diversos grupos indígenas probablemente los mataguayos entre ellos aunque las noticias son inciertas. (Pedro Lozano, op.cit.)
1638: Gaspar Osorio intenta ingresar al Chaco desde Jujuy, pero es retenido por un grupo de Ava Guaraní y finalmente ejecutado junto con otro sacerdote Antonio Ripario y un estudiante Alarcón, que lo acompañaban. Aunque no se puede determinar con certeza el sitio de la muerte de los tres misioneros, sin duda se ubica en algún punto del valle del río San Francisco. (Pedro Lozano, op.cit. y Gabriel Tomassini; 1990).-
Por otra parte están las respuestas frente a la presencia española. En pueblos como los chaqueños, organizados principalmente en forma tribal, la respuesta frente a la derrota militar ocasional es la emigración para buscar asiento en otros territorios, procurando dejar un espacio considerable entre los últimos asientos poblados de los enemigos y los propios. De este modo, es de suponer que las incursiones militares españolas daban lugar a movimientos de emigración por parte de las poblaciones afectadas.
A Finales del Siglo XVIII, Dentro del radio de Ledesma se ubican dos reducciones: San Ignacio y Nuestra Señora de las Angustias de Centa, de indios tobas y wichíes respectivamente.
Además de estos grupos hay abipones y chiriguanos, que aunque se encuentran más hacia el este de las reducciones antedichas, mantienen cierta presión en el control de los recursos sobre los anteriores indígenas.
Otro aspecto interesante es que no surgen con claridad conflictos interétnicos ni tampoco la dicotomía que se supone entre pueblos “de a pie” más dóciles y los de “tierra adentro” más guerreros; ya que muchas veces los tobas de San Ignacio huyen para recoger algarrobas o miel, y lo hacen junto con wichíes del fuerte de Ledesma, reuniéndose todos en las tolderías de otros wichíes no reducidos para celebrar las tradicionales libaciones con algarroba y miel. Donde si hay rivalidades es con los chiriguanos y guaycurúes, que se aprovechan de quienes huyen de las reducciones para robarles mujeres y ganados. Así se aprecia como las rivalidades interétnicas se mezclan con el proceso reduccional en fuertes, haciendas y misiones complementando las anteriores diferencias étnicas determinada por la conquista: reducidos contra no reducidos; diferencias o rivalidades que se superan en momentos de penuria, hambruna o sobrexplotación de los hacendados.
Durante todo este tiempo los guaraníes lucharon por conservar su integridad tribal, sus tierras, sembradíos y sus estatus de hombre libres, muchos cuando estaban a punto de ser atrapados se suicidaban junto a sus mujeres e hijos.-
Después de 1810 en Argentina se dictaron una serie de disposiciones dirigidas a reparar la situación de los indígenas y se intentó atraerlos a la causa revolucionaria. Sin embargo, a fines del siglo XIX, cuando el país transformó su carácter criollo-mestizo con la incorporación de inmigrantes europeos, los indígenas se transformaron en la imagen de “la barbarie” representando un problema para el estado-nación (García Moritán 2006). Se fabricó un discurso que luego se fue modificando a medida que las campañas militares extinguían a los indios. Como las que llevo a cabo el Teniente Coronel Napoleón Uriburu, en 1873 penetrando el Chaco por Jujuy, De tal modo, existió un discurso antes y otro después de la campaña del desierto (1879-1884), cambiando el discurso del exterminio por el de integración (Lagos 2000). Estas actuaciones involucran no sólo a los guaraníes sino también a todos los grupos indígenas de Argentina.
Én 1876 se instaló la moderna planta industrial del Ingenio Ledesma. En 1878 la del ingenio San Isidro. En 1884 la del ingenio La Esperanza, y en 1892 la del Ingenio Río Grande de La Mendieta. (Rutledge; 1987) La instalación de los ingenios implicó una rápida expansión del cultivo de caña y una política consiguiente de reclutamiento sistemático de trabajadores y fijación de la población en los lugares de explotación. Esto dio origen a los lotes. Los lotes, de los ingenios tuvieron a los guaraníes como población permanente, complementados con Wichis provenientes del Chaco Salteño y Kollas de la Puna jujeña como mano de obra estaciona!. Los ingenios permitieron a los guaraníes mantener explotaciones de tipo tradicional en los alrededores de los lotes, esto es desarrollar huertos o "chacos" donde se sembraba maíz, poroto, mandioca, zapallo (que son la base de la alimentación tradicional) y otras hortalizas, esto se complementaba con la caza y la pesca a que tenían libre acceso. Estas explotaciones tenían principalmente un carácter de autosubsistencia y aunque la producción era familiar, el consumo se hacía en forma colectiva según pautas de reciprocidad generalizada. Esta política permitía a los ingenios fijar la mano de obra, minimizar los posibles conflictos por la tierra que iban ocupando con la producción cañera y bajar el costo de reproducción de la mano de obra y con ello el valor del salario; a los guaraníes les permitió a su vez el acceso al salario y consumos urbanos sin afectar grandemente sus pautas de subsistencia tradicionales, esto además los llevó a no visualizar el conflicto latente en la pérdida de la propiedad de la tierra en manos de los latifundios (Información propia a partir de entrevistas).-

Pero la situación de los guaraníes se ven afectados a partir de la década de 1970 en que la mecanización de los ingenios llevó a un paulatino cierre de los lotes y traslado de la población a las ciudades y pueblos de la zona. Algunos lotes siguen existiendo en la actualidad, Pero los mas afectados son el pueblo guaraní de San Pedro de Jujuy, ya que al entrar en quiebra el Ingenio La Esperanza S.A., si bien a partir de la mecanización de los ingenios empezaron a poner restricciones a la realización de cultivos de subsistencia, así también la Sindicatura le prohibió uso del monte para cazar o recoger leña y a los accesos a los ríos y arroyos para pescar. Los guaraníes se vieron repentinamente privados en forma simultánea del trabajo asalariado en el que se veían sustituidos por maquinaria y de los recursos de subsistencia por las restricciones impuestas al uso de la tierra por los Síndicos. Valga decir que la mayor parte de la extensión del latifundio azucarero se encuentra sin explotar.-
En este caso como es público y notorio el pueblo guaraní de San Pedro carece de tierras. Ellos fueron despojados de ellas porque eran fértiles, por ello fueron muy requeridas por los conquistadores primero, luego por los empresarios como los Leach, que hicieron su fortuna con la mano de obra de los guaraníes y otros miembros de pueblos indígenas que entonces estaban en la zona como tobas y wichí.
La falta de territorio origina para el Pueblo Guaraní de San Pedro, pobreza, desnutrición, pérdida paulatina de su identidad, su lengua y una constante discriminación. La gran mayoría de los miembros de la Comunidad no tiene trabajo. Las condiciones de vida de los guaraní, en los lugares donde están actualmente asentados son difíciles Ya no pueden cazar ni sembrar libremente, tienen problemas para conseguir alimentos. Los hombres no pueden dar alimentos a sus hijos en forma permanente. Su depresión los lleva al alcoholismo… En la Comunidad existían personas que curaban a los enfermos y que protegen a su gente, chamanes; por eso sus hijos y nietos estaban muy bien anteriormente y ahora no. Por ello, necesitan tener su territorio para seguir practicando su cultura, en especial realizar sus ceremonias ancestrales en el monte que les daban la armonía y la tranquilidad.
Hoy se encuentran hacinados en las ciudades en las cuales viven confinados indefectiblemente en villas de emergencia, en cuasi viviendas, que carecen de los más elementales servicios. Los miembros del pueblo guaraní, en su territorio original, amplio, sin cercados, sin propiedad privada tenían la riqueza y los recursos que están en el bosque y en los ríos, y podían ejercer su cultura sin prohibiciones y transmitir a sus hijos sus tradiciones y costumbres.
Indudablemente se encuentran afectados sus derechos constitucionales y humanos como el derecho a la Identidad, a la salud, a una vivienda digna, etc. y sobre todo un derecho humano fundamental como es el Derecho a la Vida.-
Finalmente quiero citar al Dr. Zaffaroni, cuando dice:: “La verdadera Independencia del continente americano no puede completarse hasta que el orden jurídico que surge de ella no repare el genocidio colonizador, en la medida que esto sea posible. El desconocimiento de los derechos de los pueblos originarios importa una negación de la Independencia, pues el orden jurídico que así proceda no hace más que proclamarse mero sucesor de orden colonialista. Solo reconociendo esos derechos y reparando lo reparable, nuestro orden jurídico se declara independiente y elimina el genocidio como aberrante base de su legitimidad. Lejos de constituir una fragmentación de nuestra soberanía importa su confirmación (2006: 7).
 
BIBLIOGRAFÍA
KINDGARD, FEDERICO MARIO; (2009): Breve Reseña Histórica Sobre La Presencia Guaraní en el Territorio de la Actual Provincia de Jujuy. -
CRUZ, ENRIQUE NORMANDO; 2001: La nueva sociedad de frontera. Los grupos sociales en la frontera de San Ignacio de Ledesma, Chaco occidental, finales del siglo XVIII.-
CARACTERIZACION SOCIAL; (2006): Reseña Histórica, extraído de DIAGNOSTICO SOCIOAMBIENTAL DEL PARQUE NACIONAL CALILEGUA Y AREA DE INFLUENCIA, que fuera realizado por la Fundación Pro Yungas.-
Censo indígena Nacional (1.968); Ministerio del Interior, secretaría de Estado de Gobierno.-
IERRA E IGLESIAS JOVINO PEDRO, acerca de la Fundación del Pueblo de San Pedro 1996. (UNJU y Municipalidad de San Pedro).-
TRINCHERO, HECTOR HUGO; 2009: Pueblos Originarios y Políticas de reconocimiento en Argentina.-
LOZANO, PEDRO; 1989: “Descripción corográfica del Gran Chaco Gualamba”. U.N.T. Tucumán, Argentina”.-
C-II.- Confinamiento desnomadizador de poblaciones cautivas como dispositivo pretoriano de acumulación originaria.
La sedentarización forzada resultó fatal para las tribus del Chaco, y siempre lo ha sido para todos los “pueblos sin historia”, cazadores y recolectores, recién incorporados al mundo sedentario y urbanizado, pues siembra el contagio de epidemias, destruye la identidad cultural de un pueblo, y los vuelve vulnerables a la marginación, el alcoholismo y la prostitución.67
En los ingenios azucareros de las provincias de Jujuy, Salta y Tucumán, y en los obrajes madereros y las puntas de rieles del norte y del nordeste se podía operar merced a la provisión de mano de obra indígena cautiva o forzosamente desnomadizada y des-etnizada, y a la aproximación de los denominados indios amigos o ladinos, originarios del este del Chaco.68 Amén del abaratamiento del flete ferroviario, señalado con acierto por Giménez Zapiola (1975), el proceso de acumulación en la industria azucarera se favoreció también con el abaratamiento de la mano de obra que significó el confinamiento y el consiguiente proceso de desculturalización de los contingentes de indígenas enviados desde el Chaco por las sucesivas expediciones militares.69
Durante la segunda mitad del siglo XIX, en el Chaco, el mercado de mano de obra rural se encontraba anémico y tironeado por la simultánea demanda tanto por parte de las Guardias provinciales o nacionales como por los empresarios agro-ganaderos.70 Sin embargo, estos últimos podían salvar la penuria de brazos recurriendo a la migración de mano de obra jornalera golondrina o nómade procedente de Europa, la cual era preferida por los colonos y empresarios agrícolas.71
En un principio, para el Comandante de la Frontera del Chaco Teniente Coronel Napoleón Uriburu, no fue la fuerza armada ni la diligencia de los Misioneros “…los elementos que poniéndose en juego, hayan reducido este número de indios, sino su propio interés, creado por la necesidad que de esos brazos tenían los agricultores de las provincias de Salta y11Jujuy”.72 Catequizándolos progresivamente y creándoles cada vez más necesidades, el ánimo de los indios fue predispuesto “…a soportar fríamente tal vez y sin resistencia el que avanzaran las poblaciones cristianas por las costas del río Bermejo, tomándoles sus propios terrenos”.73 Esta expoliación, que según Uriburu la mayor parte de los indígenas toleró, “…hizo que algunos irreconciliables con el conquistador se alejen sosteniendo perfectamente la lucha”.74
Es así que desde 1859 el número de indios reducidos disminuyó considerablemente, “…ya porque algunos se alejan a lugares más remotos y a las más desiertas regiones; ya por sus contínuas guerras, que entre ellos son de profundo exterminio, matando instintivamente tanto al guerrero como al niño y azotando todo lo que encuentran a su paso; o ya en fin por las epidemias que sufren, como la viruela y otras que hacen entre ellos horrorosos estragos”. 75 Uriburu había conocido en 1859 “…más de cuatro mil familias de matacos que habitaban de Orán a la Esquina Grande en la Banda Occidental, y desde Embarcaciones hasta Misiones en la Banda Oriental del mismo río Bermejo y hoy no existen mil de esas familias”. 76
Los indios según Uriburu se obstinaron “…como se obstinarán siempre en no abandonar sus campos de caza y las costas de los ríos para la pesca, y a pesar de vivir allí en la peor condición, pues como he dicho antes, los dueños de los terrenos ejercían sobre ellos las mayores arbitrariedades, como la de castigarlos, matarlos, y repartir su familia; a pesar de esto, viviendo precariamente de la caza y de la pesca; a pesar de esto, digo, los indios resistieron; muchos se alejaron otros huyeron a sus guaridas a las que no hay más distancia que diez o veinte leguas de Orán, y no fue posible repetir la tentativa, pues carecíamos de recursos, y el vecindario que no comprendía la ventaja de esta medida, resistía por su parte, incitando a los indios a volver a sus tierras”. 77
Después de todo esto, Uriburu afirmaba que los vecinos individual o colectivamente “…siguieron su negocio con los indios explotando su ignorancia y exacerbándolos con especulaciones innobles, hasta hacerlos abandonar sus tierras y alejarse hasta donde pudieran vivir mejor, en completa libertad y lejos de nuestro contacto”. 78
Y a fines de dicho siglo XIX, los conflictos por la mano de obra indígena se suscitaron entre por un lado los empresarios ferroviarios y dueños de obrajes e ingenios azucareros, usufructuarios de la Ley de Conchavos, y por el otro el Ejército de Línea, beneficiario de la Ley de Servicio Militar Obligatorio (SMO). Los peones de un dueño de ingenio Tucumano se habían enrolado en el Ejército de línea y “…las autoridades militares se han negado a entregarlos a pesar de las requisiciones del patrón por vía de las autoridades y de la justicia federal”.79

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