lunes, 27 de mayo de 2013

PLANTAS DE IMPORTANCIA RELIGIOSA EN LA CULTURA GUARANI

Ohai: David Galeano Olivera

INTRODUCCIÓN (MOÑEPYRÛ)
Tanto en la cultura Guarani como en la cultura Paraguaya, las plantas son elementos indispensables por su utilidad en la vida social cotidiana. Las plantas en la visión Guarani poseen atributos extraordinarios o mágicos frecuentemente relacionados a la religión y por ende a Dios: Ñande Ru.

Ygary (cedro), árbol sagrado de los Guarani
Ko yvy ape ári oî opaichagua tekove ha umíva apytépe jaguereko ka’avokuéra akóinte jaipurúva heta mba’erâ: yvyra ogarâ; ka’avo ha yva ñane rembi’urâ; ñana ojepurúva pohâramo ha yvoty iporâporâitéva ombojeguakáva ñane roga ha ñande reko.
En la tradición paraguaya también existen plantas que tienen un valor casi mágico pues funcionan como talismanes, amuleto-kurundu o plantas de la buena suerte. Así, es costumbre que en cada casa hayan plantas de ruda, romero y cedrón Paraguay o pipi o laurel.

Ruda
Romero
Cedrón Paraguay
Pipi

La palma o pindo es una planta muy importante en la tradición de la religiosidad popular paraguaya, pues cada domingo de ramos la iglesia realiza el pindo karai o bendición de las palmas.


Pindo karai

En agosto, la gente suele preparar un tecito de agosto poty, planta que pinta de amarillo toda la campiña paraguaya. Igualmente, en dicho mes, es costumbre consumir carrulim que es una bebida preparada en base a caña (hecha de caña de azúcar o takuare’ê, más ruda y limón) y cuyo consumo ayuda a sobrellevar exitosamente este mes considerado como el más aciago del año.

Agosto poty

En Europa y otros lugares, por ejemplo, es común que se ubique una ristra de ajo a la entrada de la casa de manera a espantar las energías negativas que ciertos visitantes puedan portar.

Ajo

Oîháme hasykatúva katueterei jajuhukuaáne sy, túva, jarýi térâ tamói he’ítava ñandéve jajapo haĝua pohâ ñanágui ha umíva apytépe oîjey pohâ aku ha pohâ ro’ysâ, ikatúvagui jaipuru: hapo, hogue, ipoty, ipire térâ ha’ŷi. Ogapýpe, taha’e ha’ehápe, oîva’erâ jate’i ka’a, jaguarete ka’a; kurapepê térâ andai ra’ŷi ojepurúva ojejapo haĝua orcháta. Ko’â mba’e kuaa ohasa túva ha sýgui mayma ñemoñarépe, ñe’ê rupive. Avave ndohói mbo’ehaópe oikuaa haĝua ko’â mba’e ha upéicha avei avave ndoguerekói jehaipyrépe.
En los hogares, es muy común -aún en actualidad- la presencia de especies y variedades botánicas tales como los árboles: tajy, yvyraro, yvyrapytâ, guajayvi, timbo, urunde’y, quebracho, samu’û, ygary, jata’y, etc; frutales: mbokaja, arasa, pakuri, aguai, yvapovô, yvapurû, inga, pindo, jakarati’a, mamón, piña, aguacate, mángo, pomelo, naranja, mandarina, limón, níspero, uva, manzano, durazno, pera, etc; medicinales: kokû, ka’arê, parapara’i, amba’y, mburukuja, tilo, ñangapiry, burrito, jate’i ka’a, aloe, ñandypa, etc; ornamentales: rosa, jazmín, margarita, lirio, santa rita, orquídea, etc; comestibles: maíz, batata, mandioca, poroto, mani, etc; agroindustriales y de producción: soja, trigo, girasol, algodón, tabaco, yerba mate, tártago; y entre los indígenas: karanda’y, karaguata, guembe, algarrobo, etc.

Urunde'y
Jata'y
Mbokaja
Kokû
Rosa
Santa Rita
Orquídea
Girasol
Ka'a

Resulta interesante destacar que prácticamente todas las especies y variedades botánicas tienen nombre en Guarani. El Guarani es -luego del Griego y el Latín- la lengua que más nombres aportó a la Botánica Universal. La presencia masiva de plantas exóticas en nuestro territorio es reciente. Tampoco debemos perder de vista que más de la mitad de la Región Oriental estuvo poblada originalmente de montes que recibieron el nombre genérico de Ka’aguasu (gran monte o selva) que en la actualidad es designado con el nombre de Bosque Atlántico.
No cabe duda que los paraguayos, sobre todo la población rural, conocemos una gran parte de la diversidad botánica, y esa virtud proviene de nuestros hermanos Indígenas, los Guarani, que resultaron ser unos notables y meticulosos conocedores de su entorno botánico y zoológico.
DESARROLLO (HETEPY)
El Guarani siempre nominó los lugares de acuerdo a la presencia abundante de algún elemento natural en ellos, utilizando los sufijos “ty (ndy)” para referirse a vegetales (aguai-ty, kurupa’y-ty, ka’arê-ndy, ky’ÿi-ndy) y minerales (juky-ty, yvy-ty-rusu, ita-ty); y “kua” para indicar abundancia de animales y personas (jaguarete-kua, guasu-kua, tapira-kua-y, kamba-kua). Usó asimismo, el sufijo “y” para nominar las variedades forestales (karanda-y, guapo-y, kurupa-y, jata-y, juasy-y, amba-y), y en zonas acuáticas la “y” para indicar ríos, arroyos o cursos de aguas con abundancia de determinados peces u otras especies y variedades acuáticas (pirape-y, jatyta-y, akara-y, javevýi-y). Todos estos nombres son muy antiguos, corresponden a la historia de la América de antes de 1492.

En la Cultura Guarani (Guarani Reko) todos los elementos naturales tienen su jarýi (duende protector o genio tutelar) que se muestran a los transgresores pudiendo causarles un gran susto o inclusive la muerte. Existen -por ejemplos- el tahýi jarýi (que cuida de todas las hormigas), el tajy jarýi (que protege a todos los lapachos), el jaguerete jarýi (que atiende a los tigres), etc. Por consiguiente, y en el caso que estamos tratando, todas y cada una de las plantas tienen su jarýi. Los Guarani cuidan de su tekoha (hábitat) y se esfuerzan por preservar los montes pues todos los elementos naturales garantizan la vida y la salud.

Los Guarani, a diferencia de la tradición paraguaya en materia de medicina natural, no acostumbran a automedicarse; por el contrario, ellos tienen su Ava Paje, una especie de sacerdote y médico que normalmente vive retirado en compañía de algún Paje Mirî, niño a quien va transmitiendo sus conocimientos y que lo sucederá en el cargo. Dicen que este médico indígena es el único que puede curar pues el posee en su interior el espíritu o la fuerza natural de cada planta del monte. Para llegar a poseer tal poder, él es conducido por su mentor por espacio de varios días en la espesura del monte donde “probará” cada especie botánica y, de esa manera, incorporará a su interior, todas las fuerzas que le permitirán socorrer y curar a los miembros de su comunidad. Luego de esa pasantía en el monte deberá -antes de ejercitar su poder- permanecer retirado por espacio de tres días, en ayuno, pudiendo beber únicamente agua. De allí en más, cada vez que alguien se enferme en la comunidad, él será convocado para devolver la salud al cuerpo del afectado ya que él es el único que posee dichas poderosas fuerzas en su interior.

Concretamente para los Guarani existen numerosas plantas privilegiadas que tienen un gran valor o uso religioso.
Por ejemplo, ellos creen que el ygary (cedro) es el árbol del alma buena; y por el contrario, el tajy (lapacho) es el árbol del alma mala. Es más, León Cadogan registró de boca de sus informantes Mbya Guarani que del ygary fluye la palabra sagrada y precisamente una de sus publicaciones lleva por título Yvyra Ñe’êry (Del árbol fluye la palabra).

Tajy

El mismo León Cadogan, en su célebre obra Ayvu Rapyta (http://es.scribd.com/doc/76732966/AYVU-RAPYTA-Textos-miticos-de-los...), menciona que kuarahy hizo a su hermano jasy de una rama de kurupika’y (en la creencia Mbya, Jasy es masculino).

Tembeta

También el tembetâ es de kurupika’y. A ese efecto, se perfora el labio inferior del niño-joven que pasó por el ñemongarai, ceremonia en la cual se otorga los derechos cívicos a aquellos que hasta antes de dicho ritual eran considerados niños y, por consiguiente, sin mayores responsabilidades o compromisos cívicos.
También la takuára o takua tiene un gran valor religioso pues está presente en cada ñembo’e jeroky (ritual colectivo religioso) que consiste en cantos y danzas que se desarrollan simultáneamente. Las mujeres golpean los takua contra el suelo y marcan el ritmo de la danza y del canto; en tanto que, los varones hacen sonar los mbaraka que se confeccionan del hy’a (porongo), con agarraderas o mango de takua o takuára; de allí que la takuára simboliza o representa a la mujer; en tanto que, el hy’a o porongo al varón.

Takua (ra)
Mbaraka
Ñembo'e jeroky - Los hombres con sus mbaraka y las mujeres con sus takua

Igualmente, las viviendas se construyen -en gran parte- de takuára, lo que inclusive -en un proceso de transculturación- pasó a la cultura paraguaya pues por muchísimos años los ranchos eran construidos de takuára y estaqueados con una argamasa de bosta de vaca y arcilla. Posteriormente, el paraguayo sustituyó la takuára por el mbokaja ygue (cortes verticales del cocotero).
Otras plantas que tienen gran valor religioso son aquellas que se utilizan para preparar el kaguy, que es una bebida que procede de la fermentación del avatiky (choclo), avakachi (piña) o -en el Chaco- del algarrobo. A un costado del opy u óga guasu (el templo o sitio sagrado en el cual se realiza, entre otros, el ñembo’e jeroky) se encuentra una especie de batea (construida de un trozo de árbol), en la cual se deposita dicha bebida y de la cual se sirven -al concluir el ñembo’e jeroky- los miembros de la comunidad, como parte del ritual religioso.

Pakova rogue ha avatiky
Ellos depositan sus alimentos sobre hojas de pakova (banano), costumbre que también mediante un proceso de transculturación pasó a la tradición paraguaya ya que es común ver que la chipa se coloca sobre hojas de banano para ser introducidas al horno.
Por último, conviene recordar que ellos elaboran sus tejidos en base a karaguata, guembe, karanda’y, pindo o piri.

Guembe
Karaguata

CONCLUSIÓN (MOHU’Â)
Definitivamente las plantas están presentes en prácticamente todos los momentos de la vida Guarani ya como insumos religiosos (takua y hy’a), ya como base de su sana alimentación o como materiales paa la construcción de sus viviendas.
El profundo y amplio conocimiento que los Guarani tienen de dichas plantas y de los demás elementos naturales han pasado a ser parte esencial en la vida del paraguayo. Una simple prueba de ello son los conocimientos de las utilidades de las plantas que se ponen de manifiesto a la hora de tener que preparar el terere, el mate o algún remedio casero para curar cualquier patología que, por supuesto, también tiene nombre en Guarani (ohéo, kambyryrujere, py’aruru, etc).
Asimismo, conviene destacar que la farmacopea mundial tiende a retornar a los insumos naturales para la preparación de los medicamentos. En ese sentido, debemos señalar la contínua exportación de algunas plantas de gran poder curativo como el ka’a he’ê o el jaguarete ka’a. Este cambio demuestra que los medicamentos naturales, en dosis adecuadas, son seguros, efectivos y sobre todo sanos.


Lo concreto es que resulta imposible imaginar al Guarani o al Paraguayo viviendo sin las plantas. Quien más quien menos, dedica una parte de su vida al cuidado, cultivo y uso de estas especies y variedades botánicas que son sinónimo de vida y salud. Lastimosamente, el aumento de la población hace que cada día se reduzcan o destruyan valiosos espacios verdes, lo que también implica la reducción y desaparición simultánea de una diversidad de otros seres vivos; y la lenta e irreversible destrucción de nuestro hábitat (tekoha).

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