Pueblos originarios, la lucha por la supervivencia
Publicado el 17 nov 2013. Archivado bajo Política.
La
política de represión que ejercen quienes ostentan la autoridad; la
militarización de los territorios históricos; el asesinato de jóvenes en las
comunidades; el impacto de la mega-minería y de la sojización en su cultura, y
la falta del acceso a la salud y la educación, conducen al exterminio de los
pueblos originarios. “Los crímenes de lesa humanidad, los desarraigos, los
arrebatos culturales, las humillaciones atentan contra los pueblos originarios”,
afirmó a AIM el director de la Regional Ytusaingo del Profesorado de Lengua
Guarani de Ituzaingó, Jorge Román Gómez, quien llamó a “tomar consciencia de lo
que pasan nuestros hermanos”.
Guarani-Kaiowa,
despojados de sus tierras por hacendados. Foto: http://pijamasurf.com
Profesor
de Lengua Guaraní con titulo otorgado por el Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní
de Paraguay, Gómez disertó el viernes en Paraná, en una actividad organizada por
el Centro de Estudios Provinciales y Municipales (Cemupro) de Entre Ríos, con
una actividad denominada “Homenaje a los Pueblos Originarios: Rescatando el
idioma Guaraní”.
A
pesar del escenario planteado, Gómez explicó a esta Agencia que en Argentina
trabajan para revalorizar la vida a través de la lengua guaraní: “el punto
principal es que en la zona guaranítica se convierta en una lengua de trabajo,
ya que estamos en una provincia bilingüe con una ley aprobada hace 10 años. En
América del sur, en Bolivia, Brasil, Paraguay, Argentina, e incluso parte de
Uruguay, hay alrededor de 13 millones de personas que la hablan, y también en
Entre Ríos, aunque los entrerrianos crean que no”.
El
docente afirmó que el guaraní “es una lengua viva, con una importante presencia
en el Mercosur, por lo que si se convierte en una lengua de trabajo, permitirá
revalorizar la vida de este pueblo y sus jóvenes”.
El
genocidio contra los pueblos originarios
El experto aseveró que “los crímenes de lesa humanidad, los desarraigos, los arrebatos culturales, los asesinatos y las humillaciones a las que está sujetos, atentan contra los pueblos originarios”, y llamó a “tomar consciencia de lo que pasan nuestros hermanos”.
El experto aseveró que “los crímenes de lesa humanidad, los desarraigos, los arrebatos culturales, los asesinatos y las humillaciones a las que está sujetos, atentan contra los pueblos originarios”, y llamó a “tomar consciencia de lo que pasan nuestros hermanos”.
Gómez
se refirió al impacto de la mega-minería en la cultura y la afectación de los
territorios indígenas por distintas razones, como por ejemplo la sojización que
arrasa sus espacios retirando todo vestigio de vida y deja un vacío irremisible.
Eso constituye “no sólo una depredación integral, sino un atentado contra su
forma de vida”.
Para
muestra basta un botón: “en el Mato Grosso, en las aldeas Kaiowá-Guaraní, cada
dos días mueren dos jóvenes indígenas asesinados -atropellados, acuchillados,
degollados-. En Paraguay, con la sojización, las aldeas quedan en medio de los
campos sembrados con ese cereal, y encima de ellas pasan los aviones con
agrotóxicos, provocando la muerte prematura de los niños por envenenamiento, con
enfermedades respiratorias, por ejemplo. Son campos de concentración, salvando
las distancias históricas”.
También
citó el caso de los Qom, en el Chaco argentino, que “no pueden comprar un kilo
de yerba pero (personas inescrupulosas) les dan ‘paco’ para exterminarlos y
apropiarse de sus tierras; en Salta, que asaltan a los ancianos golpeándolos
para quedarse con sus tierras y en Brasil, donde los terratenientes contratan
sicarios y asesinan a los indígenas. Aunque estas noticias no se publican en los
medios, lo sabe todo el mundo…”, denunció.
Gómez
lamentó no poder hacer demasiado para revertir esas situaciones, ya que
“lamentablemente las manejan las multinacionales, con ayuda de los traidores de
nuestra patria, gente que no tiene escrúpulos, que vende territorios que no son
de ellos con personas adentro”.
Sin
embargo, llamó a fortalecer el trabajo en la educación: “las escuelas tiene que
concientizar para fortalecer la idiosincrasia de los pueblos. Como educadores,
debemos defender la vida de nuestros niños, de nuestros hermanos originarios, y
revalorizar sus culturas para potenciarnos como argentinos”.
Lo
que no debe pasar
“Lo peor que le puede pasar a la lengua guaraní, es que nadie hable guaraní; y lo segundo es que cada vez que se hable el guaraní, lo humillen. Por eso es importante tomar consciencia”.
“Lo peor que le puede pasar a la lengua guaraní, es que nadie hable guaraní; y lo segundo es que cada vez que se hable el guaraní, lo humillen. Por eso es importante tomar consciencia”.
Sagradas
lenguas
Los idiomas originarios que han sobrevivido a la colonización, que han resistido y resisten bien, son el quechua, el aymara, el mapudungun, el náhuatl, el maya y el guaraní. Algunos están en peligro, como el kiliwa en México, en amanayé en Brasil, el záparo en Ecuador y el mashco piro en el Perú, hablado solo por ancianos. En la Argentina la última hablante de Ona murió hace tiempo.
Los idiomas originarios que han sobrevivido a la colonización, que han resistido y resisten bien, son el quechua, el aymara, el mapudungun, el náhuatl, el maya y el guaraní. Algunos están en peligro, como el kiliwa en México, en amanayé en Brasil, el záparo en Ecuador y el mashco piro en el Perú, hablado solo por ancianos. En la Argentina la última hablante de Ona murió hace tiempo.
Estaba
sola y lamentaba no poder hablar ya con nadie, a pesar de que sabía castellano
(Implícitamente, para ella hablar en castellano no era hablar, ya veremos por
qué). Contaba que cuando joven había todavía muchos hablantes de ona, pero los
patrones de las estancias fueguinas los apartaban para que no pudieran dialogar,
les prohibían su idioma, a algunos incluso los enviaban lejos.
El
idioma es una trinchera de las más fuertes, un signo inmediato de identidad, el
soporte de la doctrina, el signo de la alianza. Los patrones sabían lo que
hacían.
En
América sobreviven etnias que nunca han establecido contacto con hombres
blancos. En las selvas amazónicas hay pueblos indígenas aislados que se niegan a
tener contacto con el mundo occidental y su “progreso”. Son apenas 5 000
personas según los censos, pero muchos más en realidad, pertenecientes a varias
etnias, entre ellas los tagaeri en Ecuador, los ayoreo en Paraguay, los korubo
en Brasil y los mashco-piros y ashaninkas en Perú.
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